Foodporn y uno de los grandes dilemas existenciales

by 4:07 p.m. 0 comentarios
Trabajo: pasar nueve horas encerrada en una oficina podría ser una de las cosas más monótonas que jamás me hayan ocurrido, sino fuera por la pila de personajes que coexisten conmigo y por los que se pasan cada tanto por distintas razones.
Hoy solo voy a hablarles de Genovevo, a quien le cambié el nombre para proteger su identidad –aunque con solo describir lo que hace, alcanza para saber quién es de sobra– y es lo que voy a hacer con todos los seres reales que conozco: ponerles nombres antiquísimos por su seguridad.

Genovevo
Se trata de un muchacho que hace poco –no taaan poco– pasó la franja de los 30 años, pero cualquiera que lo conociera, no podría afirmar de buenas a primeras que:
1. pasa los 30, algunos dirían que está llegando, estoy segura.
2. tiene dos hijos.
3. tiene novia.
4. y que es muchísimo más maduro de lo que aparenta (edad mental que le estiman: 13 años).
Es un geek-friki-fanático de lo mediático, que se especializa en el conocimiento del anime y cultura japonesa, un autodidacta que sabe bastante de computadoras y diseño digital, fotógrafo, productor (¿?), cosplayer y... em... ah, claro, empleado de una empresa. Le encanta sacarme en cara –ojo, es bastante sutil– como consiguió todo lo que consiguió, como sabe lo que sabe sin haber estudiado una carrera universitaria, como yo.
Se especializa –y de esto sí que parece que hizo un doctorado– en verle el lado pervertido a toda realidad, acontecimiento, suceso, hecho posible y su influencia es tan poderosa en este asunto, que arrastra a toda persona que tenga la fortuna de entablar amistad-compañerismo con él. Y es un tema serio: cada empleado nuevo que ingresa al trabajo, se asombra de su habilidad y tiende a lanzar miradas de extrañamiento al resto de los compañeros en la mesa redonda del almuerzo; el caso es que todos ya estamos acostumbrados a esta actitud y aprendimos a vivir con ella porque sabemos –mil intentos mediante– que no se puede cambiar.

#Foodporn
Me dio hambre.

El título viene porque hoy me hablaron de este hashtag del que yo no estaba enterada y –salvo la constante confusión de Geno en decir soft en lugar de food– después de varios ejemplos, surgió la brillante (¿?) idea de hacer un video con esta temática. No me puse a chequear, pero lo más probable es que ya haya uno de estos:
Situación romántica, filtro instagram, habitación sexy de hotel, colores cálidos, Geno y una hamburguesa –o cualquier otro plato de comida chatarra– que se vea lo suficientemente obscena y slutty, con la canción del Sexy Sax Man, digo, la de George Michael con los saxos y muchas escenas en cámara lenta con ketchup y mostaza volando por los aires. O eso me imaginé yo: Genovevo en realidad, nunca terminó de explicar toda su idea porque no pudo hacerlo con nada en todo el almuerzo. A veces le pasa eso.

¿Y el gran dilema existencial?
Si Geno puede imaginarse una escena con lo ideal de foodporn sin problemas, entonces dudo mucho que de verdad hubiera podido dar una respuesta rápida al planteo con el que les salí a todos en un almuerzo hace dos o tres semanas.

En un mundo en el que sos casi un ser perfecto: podés prescindir de estas cosas sin tener ningún tipo de problema de salud física, tu cuerpo no los necesita para nada, pero sí o sí tenés que vivir con uno solo.
¿Qué elegís?
¿Comida o sexo?


Otro día hablaré de las múltiples reacciones, porque lo divertido del dilema es eso: las caras que todo el mundo pone cuando se les hace esa pregunta. Algunos piensan que es fácil de responder, que es una tontería, pero justo Geno que dijo tenerlo resuelto, hoy habló con lujuria ¡de la comida! Habría que ver si de verdad está dispuesto a vivir el resto de su existencia sin ella, como dijo hace dos semanas.

Unknown

Escoria

Blogger profesional (mentira), con especialización en marketing y comunicación institucional (chamuyo). No sabía qué escribir.

0 comentarios:

Publicar un comentario